Escrito en la modalidad de prosa nº 2

por Penquiu Sáb 20 Jul 2013 - 22:38

Cuatro monos

No se cómo diablos he llegado a esta sucia jaula de barrotes oxidados, pero aún me duele la parte baja de la espalda, donde me dispararon los tranquilizantes. Esos putos dardos duelen tanto como son efectivos, y todavía siento el aguijonazo un poco por arriba de la cintura, en el lado derecho. Ahora me siento cansado e idiota, pero supongo que con el tiempo se pasará. Parece que estamos bajo tierra porque se siente la vibración de la tierra presionando el cemento de éste... ¿sótano? Digo 'estamos' porque, por alguna razón, no me siento sólo.

Acaban de llegar unos individuos muy raros, sólo tienen pelo en la cabeza (algunos ni tienen) y llevan puesto en el cuerpo trozos de tela que los cubren enteros excepto las manos y los pies. Qué asco eso de estar sin pelo, ¡y qué incómodo llevar todas esas cosas encima! No parecen de este mundo. Al ver mi expresión drogada se han reído de mi y me han hecho burlas. Uno de ellos incluso me ha escupido, pero no me ha importado porque sigo insensible a todo lo que me rodea.

Su segunda visita (al menos conmigo despierto) ha venido acompañada de una mona enjaulada como yo, pero sigue dormida. Joder, bien que me ha despertado su olor, por primera vez me he mantenido sentadoaunque un poco inestable, y cuando han soltado su jaula a mi lado me he vuelto loco chillando con ganas de tenerla toda para mi. Esto les ha hecho mucha gracia a mis carceleros, pero el macho alfa se ha enfadado, porque le ha pegado una patada a mi jaula, le ha dicho a su manada algo en un idioma extraño y han cambiado de lugar a la mona, lejos de mi.

No se cuanto tiempo llevo aquí, porque no hay luz del sol con que orientarme. Mi sentido animal me dice que pueden haber pasado cuatro días, pero últimamente he empezado a escuchar en mi cabeza una voz que habla un idioma raro, muy similar al de los carceleros, quizá sea el mismo.

En mi presidio me dedico a arrancar la pintura seca de los barrotes y a observar a la mona, que sigue dormida. Qué débil parece, lleva así muchísimo tiempo, aunque no se cuanto tiempo llevo aquí y quizá sea que al aburrirme todo transcurre lentamente. Al menos tengo claro que sigo vivo porque cuando se me clava la pintura entre la uña y la carne duele y sangro. A veces me como la pintura, otras la hago pedacitos porque me gusta sentir cómo se rompe entre los dedos, y así vivo esta transición monótona, únicamente interrumpida por las veces que me traen comida. Ahora usted pensará con arrogancia que podría saber cuántos días han pasado a razón de pensar que en un día como tres veces. Pues no, maldito hipócrita, pues mis carceleros vienen cuando les da la real gana. Si tuviese un horario propio de comidas mi cuerpo ya se habría acostumbrado, pero a ratos largos paso hambre, o desfallezco, o me dan más comida para que aprenda a racionarla, o esa es la conclusión a la que he querido llegar.

Los carceleros han traído a dos monos despiertos y los han puesto uno a cada lado de mi jaula. El de la izquierda es grande y robusto, huele mucho a macho; el de la derecha un poco más pequeño que yo y huele un poco afeminado. No huele como una hembra pero casi, es difícil de explicar, pero tengo claro que es un macho. Yo me aburro y les empiezo a hablar de lo que sé sobre los carceleros (que por desgracia es muy poco), de mis recuerdos en la selva y de que me encantaría volver. También les pregunto cómo los cogieron, pero dicen que no lo recuerdan y tampoco parecen muy entusiasmados en hablar. Supongo que como a mi, a base de disparos tranquilizantes. Intento romper el hielo hablándoles de la mona que hay enjaulada a lo lejos, y eso los activa un poco, especialmente al robusto, pero consiguen de algún modo evitar pensar en la mona. Al ver que no tengo respuesta de mis compañeros de presidio, los dejo estar y me masturbo mirando y oliendo a la mona, como tengo por costumbre cuando me aburro mucho.

Despierto al escuchar cómo llegan el macho alfa y los carceleros. El macho alfa mira a la mona, que sigue dormida, y manda que la saquen de la jaula. Yo me levanto y aferro a los barrotes con locura, pues la traen hacia mi. Por desgracia, el macho alfa se arrodilla a la altura del mono robusto y lo mira. Este le devuelve una mirada indiferente y sigue quieto, apoyado al otro extremo. El macho alfa abre la jaula y deja a la mona dormida en la entrada. Yo me vuelvo loco y chillo como un condenado, pero me pinchan con palos entre los barrotes y me encojo en el fondo de la jaula. El mono robusto mira a la mona, pero no parece interesarle mucho. Hace un amago de cogerla pero se mueve y se tumba para dormir. De verdad que no entiendo nada, ojalá fuese él para tener a la mona toda para mi. El macho alfa parece satisfecho porque sonríe un poco, saca a la mona y cierra la jaula. Pasan de mi y hacen lo mismo con el afeminado, pero este tarda menos en rechazar a la mona. A mi, por el contrario, ni siquiera me conceden la oportunidad de tocarla, o abrirme la jaula. Este mundo es una puta mierda.

De nuevo vuelven los carceleros. Esta vez me traen comida, quitan los candados de las jaulas de mis vecinos, de alguna forma despiertan a la mona y se van.

Intento hablar con la mona pero no profiere sonido alguno. Por otro lado hablo con los monos y les digo que pueden escapar, pero rechazan la idea por ser, según ellos, "demasiado pronto". Por otro lado les digo que al menos me ayuden a salir de aquí. El robusto calla un poco molesto y se va al otro lado de su jaula, lejos de mi, y el afeminado me dice con tranquilidad que aún no estoy preparado para escapar. Dice que sigo queriendo volver a la selva, y eso ya es imposible, porque nos llevan a un nuevo mundo llamado ciudad. Yo ante esas palabras siento miedo, más aún cuando las dice un mono afeminado con media sonrisa en la boca. Ya ni la mona me distrae, sólo quiero salir de aquí.

Tengo mucho calor y noto que me mareo con frecuencia. Los dos monos han ido perdiendo pelo con el tiempo y están medio calvos. Por otro lado he aprendido el idioma de los carceleros, así que parece que no hay mal que por bien no venga, y se han llevado a la mona, que me tenía hecho una bestia. Pero me siento débil y no se cuanto tiempo estaré aquí. Ya no me queda pintura que rascar.

Aparecen de nuevo los carceleros y mandan a los monos salir. Al robusto le dan un traje y le dicen "obrero" Con el afeminado hacen lo mismo, pero le dicen "oficinista". En cambio a mi me miran y me dicen lo mismo que me dijo el afeminado: "no estas preparado", y se van.

Pasa el tiempo inexorable, me traen comida que no quiero comer porque prefiero recordar mi selva y pensar en ella, en todo lo que significa para mí. No entiendo por qué me arrancaron de mi mundo para tenerme a las puertas de otro que no quiero conocer. Será culpa de ellos por irrumpir en mi vida. Será culpa mía por no querer adaptarme como lo hicieron el robusto y el afeminado. Sé que nunca es tarde para salir del pozo, pero no tengo ganas de salir, así que dejo la comida tal y como la traen. Aparece el macho alfa sólo, me mira y lo miro con indiferencia como hicieron el robusto y el afeminado, pero es una indiferencia muy orgullosa, con fuerza, y así lo percibe el macho alfa, que sonríe, dice unas palabras a las que no encuentro sentido y se marcha, dejándome solo en mi más completa oscuridad.

Nota final: 8,666

por Penquiu Dom 21 Jul 2013 - 23:12

El jurado ya puede comenzar la votación. De hecho yo voy a ser el primero.

Me parece impresionante este relato, y te lo digo en serio (al ser que lo haya escrito xD).
Voy a empezar, por ejemplo, por el título. Refleja el contenido del texto, la coraza de a historia, cómo cuatro seres evolucionan (o al menos 2, porque no se qué ha sido de la mona).
Me ha atraído bastante, y te lo digo de corazón, el cómo ha empezado la historia, y cómo terminaba cada párrafo. Ha sido una lectura fluída y sin complicación alguna, y no he observado ninguna falta.

El contenido, qué quieres que te diga, me ha encantado el desarrollo, y las características que cada personaje tiene, desde el macho alfa humano, hasta el mono afeminado. Creo que pretendías plasmar los distintos prototipos de personas que existen, y para mí lo has conseguido.

Un fallo o un aspecto negativo quizás ha sido la pasividad o el espíritu casi invisible de la mona, porque no sé que ha sido de ella. Por esto mismo no sé si pensar que queda bien o mal en la historia. Otra cosa quizás es que podías haber llevado más allá la historia. Algo un poquito más rebuscado y difícil.

Finalmente, has dado un uso, consciente o inconscientemente del lugar y de la escena, en la que no he tenido laguna alguna de imaginarme tal sitio con las jaulas y tal.

Sencillamente de carácter profundo y reflexivo. Valoración más positiva que negativa.

Mi puntuación es de un 9.

por gabriel__unico Lun 22 Jul 2013 - 2:01

No me ha llegado. No, no.
El título me ha parecido simple. Soso. No explicaba mucho la historia. Aunque no lo contaré mucho.
No le he pillado el sentido, y que clasifiques a los personajes en una casilla de la que no se mueven no me ha gustado.
Más tarde le pondré nota editando este mensaje, aunque no me ha gustado mucho, intentaré buscarle el sentido.

Creo que a mi manera lo he pillado. Tampoco es que me encantara tanto tanto que me lo haya leído más de lo necesario pero voy a darle el valor que se merece.

Por mi parte es un... 9.

por **Rafter** Lun 29 Jul 2013 - 23:03

Este me ha gustado más que el 3, por lo tanto un 8.

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